Don Juan (1818-1824) es un largo y atípico poema satírico
escrito por Lord Byron (1788-1824) que se basa en la leyenda de Don Juan. Byron
aporta su peculiar visión al retratar a Don Juan no como un mujeriego, sino como
alguien seducido fácilmente por las mujeres. Es una variante narrada de forma
épica (mock epic o epic satire, en inglés).
A diferencia
sus primeros trabajos románticos atormentados ‒como por ejemplo Las peregrinaciones de Childe
Harold (1812-18)‒,
Don Juan tiende hacia el humor y la
sátira. Los críticos actuales suelen considerar este poema como la obra maestra
de Byron. Se trata de un poema incompleto (el canto xvii no está entero) debido a la muerte del autor en 1824.
Los dos primeros cantos se publicaron de forma anónima en 1819.
Este texto, escrito en ottava rima y pentámetro yámbico (lo que le da un tono épico) versa
sobre la vida del seductor más conocido de todos los tiempos: Don Juan; desde
sus orígenes hasta las numerosas aventuras que vivirá: un naufragio,
esclavitud, combate en el ejército contra los turcos, trabaja bajo las órdenes
de Catalina II, viaja a Inglaterra, etc. Tiene muchas amantes que le sedujeron:
desde Doña Julia a Aurora.
Además
de esto, Byron introduce constantemente sus opiniones acerca de nuestro héroe,
otros poetas ‒como Wordsworth‒, o satirizando las costumbres inglesas (cantos xi-xiii),... y también haciendo
autocrítica, en concreto, de la estructura de su propio poema mediante un
narrador omnisiciente (que está presente en todo el texto).
Todo
el mundo conoce el mito de Don Juan, el prototipo del seductor, de la misma
forma que el Quijote encarna al
hombre idealista, o La Celestina a la
alcahueta por excelencia. Don Juan es el mito más representado de toda la
literatura (existen más de cien versiones, pantomimas incluidas) y ante todo ha
sido admirado por las clases populares más que por los expertos (la primera
actuación en Inglaterra de la tragicómica Don
Giovanni de Mozart, en Londres en el teatro Her Majesty el 12 de abril de
1817 [con elementos de Tirso de Molina y de Molière], tuvo tanto éxito que
permaneció en cartelera durante años).
Se
atribuye la primera versión a Tirso de Molina, El burlador de Sevilla o el convidado de piedra (1630), que reúne
dos mitos: el del «burlador envilecido y crápula» y el del «convidado de
piedra» (que data de los romances folclóricos medievales).
Esta
figura transgresora simbolizaba la decadencia
en aquellos tiempos de represión de la iglesia católica: el Barroco. Desde
España, Italia, Francia a Inglaterra, Don Juan no muere en ningún momento y se
adapta para el teatro en función del género literario, la ideología del autor y
los gustos de la época.
Volviendo
al Don Juan de Byron (seductor
seducido, un juguete del destino), se puede decir que tiene rasgos del Don Juan
propio del Romanticismo ‒que se caracteriza por ser afectado por su público:
los autores tienden a buscarle la salvación‒. Esto se refleja en el poema donde
nuestro protagonista peca de ingenuo y de tímido: el héroe que Byron quería
para su historia. A diferencia del Don Juan clásico, nuestro personaje no busca
el deshonor de la mujer de otro hombre.
Este Don Juan, como
se refleja en la estrofa 38 (canto i),
es de linaje noble, representa al caballero educado de Sevilla, su padre es un
hidalgo y su madre una mujer culta (estrofas 9-10).
La
primera mujer en la vida de Don Juan es su madre y, años después, Doña Julia. La
primera experiencia a los 16 indica que incluso el rey de los seductores no
nació sabiendo (estrofa 70).
En
la estrofa 94, Byron nos muestra lo que piensa acerca de los tópicos de los
poetas románticos, como el pensador
solitario o la armonía con la
naturaleza, etc. contrastándolo con la visión práctica de Don Juan.
El
humor aparece mediante juegos de palabras:
[...] instead of a such one‘T were better to have two of five-and-twenty,[…][ [...] en lugar de unoSería mejor tener dos de veinticinco y veinte, [...] ](Acerca del marido de cincuenta años de Doña Julia. Estrofa 62).
En definitiva, el Don Juan romántico de Byron es una mezcla entre lo lírico o elevado (épico) y lo coloquial o mundano, donde el mito es más afeminado o menos alfa que el que el público espera (al igual que un Dr. Fausto que no desea ser poderoso). El texto permanece del lado de lo vital, dada su abundante variedad, y busca, quizás debido a la falta de una trama previa por parte del autor, causar la impresión de una improvisación más que de un todo unitario. Estamos ante una obra maestra que transgrede la esencia del mito.
Referencias bibliográficas:
Byron, George Gordon (2009) [1818-1824]. Don Juan. Edición bilingüe. Madrid: Cátedra.
Haslett, Moyra (1997). Byron’s Don Juan and the Don Juan Legend. Oxford: Clarendon Press.
(Imagen).
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