El
término aforismo o sentencia concisa según los diccionarios significa:
«una
máxima condensada de pensamiento que expresa una norma de vida, o una breve
sentencia filosófica».
Lo
que diferencia un aforismo de una máxima o de una sentencia es la brevedad; y
según Alex Falzon, además de la brevedad de la forma, debe aportar la agudeza del
contenido. A día de hoy se valora más la ingeniosidad y la gracia que la
veracidad. Cuando se habla de verdad, se habla de lo que el autor entiende por cierto.
Se puede decir que esta modalidad literaria pretende profundizar puntos a cuyo
respecto la opinión corriente se ve como superficial y necesitada de enmienda.
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Umberto Eco. |
Hay
casos en los que las máximas van en contra de la opinión común lo cual resalta
su originalidad. Cuando se trata de aforismos, en la misma circunstancia, lo
correcto es llamarlos paradojas porque
etimológicamente paradoja significa pará
ten doxan: más allá de la opinión común. Las paradojas de la lógica son
afirmaciones autocontradictorias cuya verdad o falsedad no se pueden demostrar.
Entonces,
el aforismo será una máxima que se pretende reconocer como verdadera, aunque
pretenda parecer aguda, en cambio la paradoja se presenta como una máxima que
requiere una madura reflexión para coger el significado que el autor da por
verdadero. El aforismo resulta ingenioso debido al hiato entre las expectativas
de la opinión común y su forma provocadora. Autores como Pitigrilli nos
muestran el abanico expresivo del aforismo que va desde verdades, reglas de
acción o decisiones éticas:
No la tomes nunca a
puntapiés con un hombre caído. Recuerda que puede levantarse.
El aforismo puede expresar brillantemente lugares comunes, reformulando lo que se sabe y cree del tema tratado:
El alcohol es un líquido que mata a los vivos y conserva a los muertos.
El aforismo puede expresar brillantemente lugares comunes, reformulando lo que se sabe y cree del tema tratado:
El alcohol es un líquido que mata a los vivos y conserva a los muertos.
Algunos
aforismos se pueden invertir sin que pierdan su fuerza:
La libertad no es más
que una aventura de la
Historia.
Se
llama aforismo cancroide a este tipo
de aforismo: este es vehículo de una verdad muy parcial y, a menudo, después de
haberlo invertido, nos revela que ninguna de las dos perspectivas que abre
resulta verdadera: parecía verdadero solo porque resultaba gracioso.
Para
pasar a la paradoja, es necesario que la inversión siga una lógica y esté
circunscrita a una posición del universo haciendo ver las cosas habituales más
allá de lo socialmente aceptado.
Para
distinguirla del aforismo cancroide, es necesario invertirla, si no se puede,
es paradoja, conteniendo esta una verdad que el autor nos quiere hacer aceptar:
Para ser perfecta le
faltaba solo un defecto.
(No se puede invertir: paradoja).
‒Karl Kraus
Oscar
Wilde fue un maestro del aforismo:
El egoísmo no es vivir como uno desea vivir sino, es pedir a los demás que vivan como uno quiere vivir. (No se puede invertir: paradoja).
El egoísmo no es vivir como uno desea vivir sino, es pedir a los demás que vivan como uno quiere vivir. (No se puede invertir: paradoja).
Cuanto más estudiamos el
arte, menos nos preocupa la naturaleza.
Cuanto más estudiamos la
naturaleza, menos nos preocupa el arte. (Aforismo cancroide).
Para
Wilde este juego de ingenio puede faltarle a la verdad. Y, por otra parte, las
ideas wildianas sobre el arte autorizarían su comportamiento, visto que ningún
aforismo debería proponerse ni la utilidad, ni la verdad, ni la moralidad, sino
solo la belleza, la elegancia del estilo.
Wilde
emplea sus aforismos siempre dentro de un contexto tanto narrativo como
teatral, nunca aisladamente: era un autor siempre satírico y crítico de las
costumbres de su sociedad. En su libro El
retrato de Dorian Gray, sus mejores aforismos los pone en boca del
personaje Lord Wotton. Wilde no nos los ofrece como máximas de vida que él
mismo avale.
Para recuperar la
juventud solo hay que repetir las locuras de entonces.
En
esta novela se dicen pocas cosas verdaderamente terribles, se hacen muchas.
Pero en el fondo Dorian las hace porque sus amigos lo han echado a perder con
sus falsas paradojas. Aunque Wilde niega toda lección moral ya que:
Ningún
artista tiene tendencias éticas. Una tendencia ética en un artista es un
imperdonable manierismo de estilo.
Lo
que Wilde exhibe es un furor sententialis
(que es un agradable exceso retórico), no una pasión filosófica (todo el post
está basado en Eco, 2002).
En
conclusión se puede resumir que no se necesita más que una frase para demostrar
tener un buen golpe de ingenio, ya sea en forma de paradoja o de aforismo
cancroide, y no grandes párrafos; al igual que en ciencias prevalece la teoría más
sencilla ante otra más compleja si en el fondo explican lo mismo (la Navaja de
Ockham), en letras también ocurre lo mismo. ¡Lo bueno si breve, dos veces
bueno!
Referencias bibliográficas
eco,
Umberto (2002). «Wilde,
paradoja y aforismo», en Sobre literatura.
Barcelona: R que R Editorial. El artículo fue primeramente presentado como ponencia
en un congreso sobre Oscar Wilde celebrado en la Universidad de Bolonia, el 9
de noviembre de 2000, con motivo del centenario de la muerte del poeta.
(Imagen).
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