martes, 25 de febrero de 2014

Edgar Allan Poe y lo grotesco: el pecado estético de lo morboso

¿Cómo explicarías el morbo que producen las películas o los relatos de terror donde se insinúa lo escabroso? ¿Por qué atrae el sadomasoquismo o contemplar un accidente de tráfico? Edgar Allan Poe definía lo grotesco como la mezcla entre lo cómico y lo no cómico que produce una sensación a la vez de atracción y de repulsión.

Lo grotesco, cuya etimología viene del siciliano grutta (gruta), guarda relación con lo extravagante y ridículo. El filósofo recientemente fallecido, Eugenio Trías, lo relacionaba con la atracción que nos produce lo siniestro, lo torcido, aquello que nos parece tabú pero a la vez nos atrae irresistiblemente: la exposición de lo que debía permanecer oculto (véase Trías, 2011 [1981]).


Una representación de lo grotesco: la gárgola.

Este adjetivo viene a representar el encuentro violento entre contrarios que supone la naturaleza problemática de la existencia. No tiene un significado constante, se resiste a ser definido y puede relacionarse con lo inarmónico, lo cómico (como los payasos), lo terrorífico (como Frankenstein), lo extravagante y exagerado, lo anormal, lo satírico (como los carnavales), etc.

No se puede llamar absurdo a lo grotesco porque lo segundo, a diferencia de lo primero, tiene una estructura formal.

El escritor norteamericano Edgar Allan Poe (1809-1849), empleó su neurosis como fuente de inspiración de sus excelentes cuentos de terror en los que el protagonista se encuentra aislado en medio de una atmósfera angustiosa. Esa neurosis era una perversión que lo condenó hacia la muerte.

Para Poe lo grotesco está relacionado con una alucinación que a veces le hacía ver visiones propias de las pinturas del Bosco. Aquel desequilibrio lo condujo al alcoholismo y al delirium tremens cuando falleció.

El estilo de nuestro desdichado poeta se basaba en el de los escritores góticos europeos, es decir, escribió relatos de terror y de suspense donde el papel de lo grotesco era el del enfermo mental; lo que inspiró la mayor parte de sus cuentos y poemas. Algunos autores comentaron que esto demostraba que sus pensamientos estaban mayormente determinados por la estructura de su personalidad aunque otros sostenían que no existía una relación directa entre el arte del autor y su vida psíquica personal.

Un ejemplo de lo grotesco en Poe puede ser este entresacado de La caída de la Casa Usher (1839):

[...] but with a shudder even more thrilling than before—upon the remodelled and inverted images of the gray sedge, and the ghastly tree-stems, and the vacant and eye-like windows.

[[...] aunque con un estremecimiento incluso más emocionante que el anterior, sobre las imágenes de los juncos grises restauradas e invertidas y de los troncos horribles y de las ventanas con apariencia de ojo abandonadas]. (Traducción mía).

Este fragmento del principio del cuento rezuma las sensaciones incómodas del huésped cuando ve la casa de Roderick, una personificación de su estado mental: este relato es un viaje hacia las profundidades de uno mismo, hacia el interior y el alma de Roderick Usher que usó de forma alegórica en un estado hipnagógico o de trance, que vacila entre lo consciente y lo inconsciente.  

Los trabajos de Poe tienen su significado no en la superficie, sino en lo profundo. Veía la enfermedad mental como corruptora de la naturaleza física, el alma poética se ve oprimida por todo lo que la rodea, un estado de guerra permanente entre el mundo interior y el real. Lo grotesco significa en este contexto un sentimiento de terror en medio de una pesadilla eterna de la que no existe escapatoria.

Lo grotesco, como sucede con el arte transgresor contemporáneo, nos enfrenta con lo monstruoso, lo estrafalario, etc., aunque puede atraernos por un instante saciando nuestro instinto por las novedades y lo distinto, también es cierto que estar demasiado expuesto a él resulta molesto, desagradable y cansino.



Referencias bibliográficas


Thompson, G. R. (2004). The Select Writings of Edgar Allan Poe. Nueva York, Londres : W.W. Norton & Company.
Thompson, P. (1972). The Grotesque. Londres : Methuen & Co Ltd.
Trías, Eugenio (2011) [1981]. Lo bello y lo siniestro. Barcelona: Ariel.
Trodd, C.; P. Barlow y D. Aminioni (1999). Victorian Culture and the Idea of the Grotesque. Brookfield : Ashgate Publishing Company.

(Imagen).


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