¿Cómo explicarías el morbo que producen las películas o los relatos de
terror donde se insinúa lo escabroso? ¿Por qué atrae el sadomasoquismo o contemplar
un accidente de tráfico? Edgar Allan Poe definía lo grotesco como la mezcla
entre lo cómico y lo no cómico que produce una sensación a la vez de atracción
y de repulsión.
Lo grotesco, cuya etimología viene del siciliano grutta (gruta), guarda relación con lo extravagante y ridículo. El
filósofo recientemente fallecido, Eugenio Trías, lo relacionaba con la atracción
que nos produce lo siniestro, lo torcido, aquello que nos parece tabú pero a la
vez nos atrae irresistiblemente: la exposición de lo que debía permanecer
oculto (véase Trías, 2011 [1981]).
![]() |
Una representación de lo grotesco: la gárgola. |
Este adjetivo viene a representar el encuentro violento entre
contrarios que supone la naturaleza problemática de la existencia. No tiene un
significado constante, se resiste a ser definido y puede relacionarse con lo
inarmónico, lo cómico (como los payasos), lo terrorífico (como Frankenstein),
lo extravagante y exagerado, lo anormal, lo satírico (como los carnavales), etc.
No se puede llamar absurdo a lo grotesco porque lo segundo, a diferencia de lo primero, tiene una estructura formal.
El escritor norteamericano Edgar Allan Poe (1809-1849), empleó su neurosis
como fuente de inspiración de sus excelentes cuentos de terror en los que el
protagonista se encuentra aislado en medio de una atmósfera angustiosa. Esa
neurosis era una perversión que lo condenó hacia la muerte.
Para Poe lo grotesco está relacionado con una alucinación que a veces
le hacía ver visiones propias de las pinturas del Bosco. Aquel desequilibrio lo
condujo al alcoholismo y al delirium
tremens cuando falleció.
El estilo de nuestro desdichado poeta se basaba en
el de los escritores góticos europeos, es decir, escribió relatos de terror y
de suspense donde el papel de lo grotesco era el del enfermo mental; lo que
inspiró la mayor parte de sus cuentos y poemas. Algunos autores comentaron que
esto demostraba que sus pensamientos estaban mayormente determinados por la
estructura de su personalidad aunque otros sostenían que no existía una relación
directa entre el arte del autor y su vida psíquica personal.
Un ejemplo de lo grotesco en Poe puede ser este
entresacado de La caída de la Casa Usher
(1839):
[...] but with a shudder even more thrilling than before—upon the remodelled and inverted images of the gray sedge, and the ghastly tree-stems, and the vacant and eye-like windows.
[[...] aunque con un estremecimiento incluso más emocionante que el anterior, sobre las imágenes de los juncos grises restauradas e invertidas y de los troncos horribles y de las ventanas con apariencia de ojo abandonadas]. (Traducción mía).
Este fragmento del principio del cuento rezuma las
sensaciones incómodas del huésped cuando ve la casa de Roderick, una
personificación de su estado mental: este relato es un viaje hacia las
profundidades de uno mismo, hacia el interior y el alma de Roderick Usher que
usó de forma alegórica en un estado hipnagógico o de trance, que vacila entre lo
consciente y lo inconsciente.
Los trabajos de Poe tienen su significado no en la superficie, sino en
lo profundo. Veía la enfermedad mental como corruptora de la naturaleza física,
el alma poética se ve oprimida por todo lo que la rodea, un estado de guerra
permanente entre el mundo interior y el real. Lo grotesco significa en este
contexto un sentimiento de terror en medio de una pesadilla eterna de la que no
existe escapatoria.
Lo grotesco, como sucede con el arte transgresor contemporáneo, nos enfrenta
con lo monstruoso, lo estrafalario, etc., aunque puede atraernos por un
instante saciando nuestro instinto por las novedades y lo distinto, también es
cierto que estar demasiado expuesto a él resulta molesto, desagradable y
cansino.
Referencias
bibliográficas
Thompson, G. R. (2004). The Select Writings of Edgar Allan Poe. Nueva York, Londres : W.W. Norton & Company.
Thompson, P. (1972). The Grotesque. Londres : Methuen & Co
Ltd.
Trías, Eugenio (2011) [1981]. Lo bello y lo siniestro. Barcelona: Ariel.
Trodd, C.; P. Barlow y
D. Aminioni (1999). Victorian Culture and the Idea of the Grotesque. Brookfield :
Ashgate Publishing Company.
(Imagen).
No hay comentarios:
Publicar un comentario