El entendimiento común piensa ciertamente que los que saben son aquellos que no necesitan aprender, puesto que ya han terminado su aprendizaje. Pero no es así; solo sabe aquel que entiende que debe volver a aprender constantemente y el que, a raíz de esta comprensión, haya llegado ante todo a la posición de poder aprender siempre. Esto es mucho más difícil que poseer unos conocimientos. (Heidegger, 1997 [1953]: 29).
Mucha gente opina que los sabios ya saben porque lo tienen aprendido y
que no renuevan sus contenidos. El saber exige actualización y rememoración
permanente de lo que se aprende, sobre todo hoy en el mundo tan cambiante como el
de hoy en día. Ante la avalancha de información nueva es necesario que el sabio
la sepa convertir en conocimiento.
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El profesional de hoy en día debe constantemente «afilar la sierra». |
Quien no esté preparado para el cambio perece. No se trata solo de
saber, también es necesario saber manejar nuevas herramientas informáticas o
técnicas, o una plataforma de Internet. Luego se trata de incrementar
conocimientos y habilidades para manejarlos.
El aprendizaje continuo no solo es necesario en el sector técnico o
informático, también para los profesores que deben actualizar metodologías, los traductores que deben aprender la terminología de un campo o
actualizar el manejo de una memoria de traducción o incluso para un humilde
zapatero que tiene que trabajar con nuevos materiales y aparatos, etc.
Este tipo de aprendizaje sirve para capitalizar la experiencia de
otros, la propia y la del entorno. También se relaciona con la búsqueda de
herramientas y medios para estar al día y aplicar los conocimientos al puesto
de trabajo. Para ello se debe fortalecer las capacidades personales y
profesionales, aprovechar la capacidad de aprender de la propia experiencia y
la de otros. (UCA, 2014).
Stephen Covey ya hablaba de «afilar la sierra» como la renovación de
las áreas física, social/emocional, mental y espiritual; como una capacidad de
producir y gestionar los desafíos que nos rodean (véase Covey, 2011 [1989]).
Las conductas específicas del
aprendizaje continuo son:
1) Actualizarse respecto a las últimas metodologías y prácticas de su
especialidad.
2) Considerar el
conocimiento como un activo decisivo para la competitividad.
3) Ampliar
sus conocimientos más allá de su área de trabajo inmediata.
4) Buscar
y analizar información útil para la solución de problemas en su área.
5) Adquirir
nuevas prácticas y conocimientos.
6) Fijar
nuevas metas de aprendizaje.
7) Cooperar
en otras áreas cuando necesita conocimientos y práctica en otros campos.
8) Permanecer
actualizado en los conocimientos técnicos requeridos por su área. (UCA, 2014).
Por lo tanto, un sabio es sabio no porque sabe y tiene conocimientos, sino
porque nunca deja de preguntarse cosas nuevas y siempre está aprendiendo. Al
igual que un deportista, este necesita un buen entrenamiento permanente para
superar sus marcas.
Referencias bibliográficas:
Covey, Stephen R. (2011) [1989]. Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva: la revolución ética en la
vida cotidiana de la empresa. Barcelona: Paidós.
Heidegger, Martin (1997) [1953]. Introducción a la metafísica. Trad. Angela Ackermann Pilári. Barcelona:
Gedisa.
UCA (2014). «Aprendizaje continuo» [en línea]. Plataforma para la Formación, Cualificación
y Certificación de las Competencias Profesionales. <http://www.csintranet.org/competenciaslaborales/index.php?option=com_content&view=article&id=144%3Aaprendizaje-continuo-&catid=55%3Acompetencias&Itemid=146>
[consulta 02-03-14].
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