No podemos siempre hacer realidad nuestros deseos. Es en el momento en
que se nos presentan obstáculos cuando nuestro cerebro reacciona de forma
agresiva, regresiva o constructiva. El estar expuesto a la frustración en
nuestra infancia y el refuerzo de nuestros aciertos, la satisfacción, hace que
seamos el adulto que somos.
Se habla mucho de la tolerancia a la frustración. Esta tolerancia es
necesaria en el proceso de madurez del individuo ya que nos permite pasar de la
omnipotencia instintiva de la infancia a las formas adultas para poder
adaptarse a la realidad. Por eso dejar que el niño haga lo que quiera y evitar
que se frustre entorpece su desarrollo como persona, ya que en la edad adulta
se tendrá que desenvolver tanto en situaciones de éxito como de fracaso
(Ramírez y Cos, 2014).
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La frustración: ¿un trauma o una oportunidad de ampliar nuestros recursos? |
Según Bonino (1984) [1977] se puede reaccionar ante la frustración de
forma agresiva, regresiva/inhibida y constructiva. La forma constructiva es la
adecuada para desarrollarse ya que implica un aprendizaje positivo que consiste
en valorar la naturaleza y características del obstáculo que se opone al logro
de la meta, y se llevan a cabo unos comportamientos dirigidos a alcanzar el
objetivo prefijado y a superar el obstáculo (en muchos casos se tendrá que
rodear este). Sin embargo, un exceso de frustración resulta ser perjudicial,
sobre todo en los niños, ya que su carácter es más frágil y pueden desanimarse.
Luego según esta autora la tolerancia a la frustración...
... no significa inhibición de las reacciones ante la frustración.
Significa, en cambio, darse cuenta de modo realista de la naturaleza y gravedad
del obstáculo y valorar cuáles pueden ser los caminos más adecuados para lograr
el objetivo y para conservar la propia integridad psíquica. (Bonino, 1984 [1977]: 42).
La reacción ante la frustración va a depender, aparte de la
personalidad individual, del grupo a que se pertenezca o al género propio. Por
ejemplo, en grupos homogéneos (guetos) se suele dar una mala tolerancia cuando
la frustración se prolonga en el tiempo, en cambio en los grupos heterogéneos
suelen ser menos tolerantes en un primer momento, pero cuando es prolongada la
frustración reaccionan mejor. En cuanto al género, si descartamos los casos de reacciones
constructivas, los niños tienden a reaccionar de manera más agresiva y las
niñas de manera más regresiva. Quizás los roles sociales tengan mucho que ver
en ello (Bonino, 1984 [1977]).
Pero ¿el carácter no era innato? La formación de la personalidad se
hace en todo el periodo anterior de la edad adulta siendo los tres primeros
años de vital importancia (Lowen, 1985 [1958]). Muchos autores coinciden en que
la personalidad es la resultante de la suma del temperamento (innato) y del
carácter (que construimos a lo largo de la vida creando hábitos nuevos) (véase
Quintana Cabanas, 1992).
Por lo tanto, lo que es innato es nuestro temperamento: somos más o
menos tranquilos, melancólicos o agresivos. El carácter, en cambio, lo construimos a lo largo
de la vida mediante las decisiones que tomamos ante la frustración y las
satisfacciones que refuerzan determinadas conductas.
El caso es que se suelen dar unos rasgos de personalidad peculiares
que suelen coincidir en personas incluso de culturas más alejadas. A
continuación me voy a basar en el eneagrama y sus nueve eneatipos tal y como lo
explica Naranjo (2010) [1994] para ilustrar un poco los diferentes tipos de
personalidad y sus maneras de reaccionar ante la frustración.
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El eneagrama: las nueve personalidades universales. |
Eneatipo 1 (perfeccionista): Miguel es un fiscal de renombre,
le encanta las cosas estructuradas y que se castigue a aquellos que no cumplen
con la ley. Una vez de niño se sintió vulnerable cuando se le castigó por no
entregar un trabajo en el plazo establecido y, al enterarse sus padres, se
quedó sin ver aquella película de dibujos animados que tantas ganas tenía de ver. Desde
entonces acumula una cierta ira que sublimó volviéndose más metódico y cumplió
con todas sus tareas a tiempo.
Eneatipo 2 (ayudador): Pentesilea trabaja actualmente en una
ONG que tiene como objetivo crear escuelas en el tercer mundo. Le encanta
sentirse útil y siente una gran satisfacción y orgullo cada vez que ayuda a
alguien. De niña se puso furiosa una vez que unas amigas descubrieron su diario
y dejaron de hablarle por no mostrarse con su verdadera personalidad. A Pentesilea siempre le ha gustado mostrarse como una persona buena y siempre buscaba la
aprobación de los demás por ello. Le frustra cuando los demás no le quieren
contar sus problemas personales.
Eneatipo 3 (triunfador): Ezequiel es un gestor de marca
personal de éxito; trabaja mejorando la reputación profesional de sus clientes
y los posiciona como profesionales de referencia. De niño, le marcó ir a
clase de párvulos con un ridículo jersey con un osito rosa que le compró su madre. También
le frustró el hecho de ser demasiado sincero con una chica que le gustaba y que
por ello no quiso salir con él; aprendió a cuidar de su imagen y a contar
mentiras inteligentes.
Eneatipo 4 (artista): Elisa trabaja como artista plástica,
suele expresar lo que lleva dentro a través del action painting (pintar lanzando la pintura sobre el lienzo). Todavía
siente melancolía de su infancia y adolescencia porque el mundo de los adultos, según ella, está lleno de injusticias. Tenía pocos amigos de pequeña porque era considerada
la rara de la clase al tener tanta fantasía.
Eneatipo 5 (intelectual): Joaquín es investigador de
filosofía, su pasión es comprender a autores difíciles y oscuros, pasión que le
roba muchas horas de su día, pero como sigue soltero eso no le importa mucho.
De niño siempre fue un gran solitario, odiaba mostrar sus sentimientos y le
frustraba tener que actuar sin haber meditado los pros y los contras.
Eneatipo 6 (leal): Anaís es miembro de un equipo de hockey, le
gusta defender y, cada vez que gana su equipo, dice que es merito de todos. De
niña le frustraba tener que hablar en público, le producía pánico.
Eneatipo 7 (entusiasta): Rodolfo trabaja como relaciones
públicas, es conocido en su ciudad como el hombre de los miles de contactos. No
se pierde una fiesta y siempre quieren su compañía allí donde va. De pequeño le
frustraba las esperas o los días donde no podía dedicar su tiempo a lo que le
interesaba.
Eneatipo 8 (autoritario): Juan es emprendedor, dirige un
negocio de venta de impresoras 3D. Le produce gran placer que su equipo alcance
los objetivos que él marca. No tiene miedo de decirle a la cara de sus empleados
lo que piensa, cuando tiene que reprenderlos. De niño era un líder natural. Le
marcó la experiencia no haber sido elegido delegado y se perdió el privilegio
de salir de excursión con otras clases.
Eneatipo 9 (pacificador): Lázaro es un campesino tranquilo.
Este año la cosecha de trigo ha sido satisfactoria y tendrá dinero para
ampliar su colección de sellos. Cuando él era un niño, le frustraba quejarse o
pedir ayuda y que nadie acudiese, por eso dejó de hacerlo y desde entonces
prefiere amoldarse a las circunstancia que luchar por lo que quiere.
Como se ha visto, cada personalidad busca cosas diferentes y reacciona
ante la realidad de forma peculiar. Obviamente se trata de una generalización,
las personas tenemos muchos matices y no siempre se dan eneatipos puros, pero estas pequeñas historias nos dan una imagen integradora de los distintos tipos de personalidad.
He querido poner una mirada en este tema para que captéis la
importancia de la adaptación al principio de realidad dejando atrás el
principio de placer. Se puede considerar ser constructivo con ser asertivo, la
mejor manera para madurar y para ello no siempre se puede hacer lo que a uno le
viene en gana. Mediante la creación de buenos hábitos podemos tener las riendas
de una vida satisfactoria.
Por último, y por ello no menos importante, quiero manifestar mi
agradecimiento a la psicóloga Gestalt Olga Prieto Blanco por sus recomendaciones bibliográficas; me
ha gustado mucho el libro de Claudio Naranjo.
Y tú, lector, ¿cómo superas tus obstáculos?
Referencias bibliográficas:
Bonino, Silvia (1984) [1977]. La frustración en la dinámica del desarrollo. Trad. al castellano
Joan Llopis. Barcelona: Herder.
Lowen, Alexander (1985) [1958]. El lenguaje del cuerpo. Dinámica física de la estructura del carácter.
Trad. al castellano Diorki. Barcelona: Herder.
Naranjo, Claudio (2010) [1994]. Carácter y neurosis. Una visión integradora. Trad. al castellano
Pedro de Casso y Raúl Macías. Vitoria-Gasteiz: Ediciones La Llave.
Quintana Cabanas,
José María (1992). Pedagogía
psicológica. La educación del carácter y de la personalidad. Madrid:
Dykinson.
Ramírez, Patricia y Lorena Cos (10 de marzo de 2014). «La
importancia de trabajar la tolerancia a la frustración» [en línea]. Inspira. <http://www.fundrogertorne.org/salud-infancia-medio-ambiente/divulga/inspira-nuevo/2014/03/10/la-importancia-de-trabajar-la-tolerancia-a-la-frustracion/>
[consulta: 23-03-2014].
(Imagen 1).
(Imagen 2).
Dado mi eneatipo 8, siempre he soltado lo que no me gustaba a la cara, sin preocuparme mucho de las formas. Con los años voy dominando mi carácter y tiendo a seguir los buenos consejos de mi eneatipo 3. Todo es cuestión de encontrar un equilibrio y para ello hay que elegir qué guerras merecen la pena ser luchadas y cuáles se pueden arreglar con un cambio de estrategia.
ResponderEliminarGracias por el artículo!
Hola, gracias por tu comentario. Es bueno recordar que no hay ningún eneatipo mejor que otro; de todos se puede aprender, como muy bien apuntas, tanto de sus fortalezas como de sus defectos. Un saludo.
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