Todos tenemos sueños, queremos mejorar hacia un yo ideal, nos
proponemos metas ambiciosas, etc. Pero solo con perseverancia y esfuerzo bien
canalizado lograremos la ansiada autorrealización.
En una reciente conferencia la psicoanalista Helena Trujillo reiteró
una de las ideas presentes por su importancia en todas sus amenas charlas: el concepto del trabajo personal como única vía razonable para alcanzar un progreso y la catársis en
todo tratamiento psicoanalítico.
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¿Estás en la senda de la satisfacción? |
No se puede esperar que un psicólogo, coach, etc. nos dé la solución a
nuestros problemas; la solución está en nosotros y en nuestras ganas de comprometernos
con nuestras metas empleando nuestros
recursos. Ahora que lo pienso, los logros que he conseguido en mi vida como los
estudios universitarios, mis obras de arte, mis empleos, mis presentaciones en
público, el cultivo de amores y amistades, etc., todo ello es fruto de mi
voluntad de conseguir el éxito y una buena dosis de creer en mí.
Aunque todavía no he alcanzado la autorrealización, el último escalón de
la famosa pirámide de Maslow; después de superar las necesidades fisiológicas, de
seguridad, de afiliación y de reconocimiento; sé que teniendo un buen plan y
con un buen conocimiento de mis fortalezas, puedo dar pequeños pasos
hacia el objetivo (véase Maslow, 1991 [1943]).
Todo esto no consiste más que en querer ser siempre inconformista,
sentirse insatisfecho con lo que nos ofrece nuestro entorno, amigos, cultura,
medios de comunicación, etc. ¿Por qué conformarse con los bestsellers que nos ofrece una librería no especializada, pudiendo
ser más selectivo y explorar otros autores? O ¿por qué darse por satisfecho con dar
un paseo por el barrio, pudiendo explorar los maravillosos pueblos y
alrededores de tu ciudad? O ¿por qué vestir con lo propone la moda pudiendo
vestir con criterio propio y a la vez con buen gusto?, etc.
No digo tampoco que nos volvamos egoístas, en el
sentido peyorativo del término: pensar más en uno mismo puede mejor incluso
nuestro entorno, creando sinergias con los demás. El día solo tiene 24 horas y
la mayoría las dedicamos a nuestras necesidades y obligaciones, sin que le
demos importancia al compromiso más importante de todos: el que tenemos con
nosotros mismos. Somos nuestra propia escultura, una obra de arte siempre
inacabada, un diamante que debemos ir puliendo,... un proyecto.
El hecho de dedicarle tan solo una hora al día en pensar dónde
estamos, qué tenemos, a dónde vamos, cómo conseguir lo que anhelamos... nos
puede hacer tomar mejores decisiones, cambiar malos hábitos ¿Estamos viviendo
realmente la vida que queremos?
Por lo tanto hay que ponerse manos a la obra y no pensar en el posible
fracaso: equivocarse es normal, lo importante es aprender de nuestros
tropiezos; por ejemplo, aprende más el aprendiz de un idioma que se equivoca en
algunas palabras al expresarse, que aquel que no se atreve a decir nada y no
arriesga por miedo de los posibles errores gramaticales; pues en la vida igual:
hay que intentar fluir siempre y pensar en la perfección a largo plazo.
Ante la inhibición o la agresividad, dos maneras de reaccionar ante
los problemas y las frustraciones (a esto le dedicaré pronto un post), la
reacción más inteligente es la constructiva y nadie puede construirnos por nosotros
mismos.
Según los psicoanalistas, cuando trabajamos en algo, canalizamos
nuestras energías psíquicas, sublimamos más y nos perturbamos menos. El trabajo
es la salud del ser humano, no hemos nacido para estar en unas eternas
vacaciones, la actividad es vida.
En dos palabras, la vida es demasiado corta como para perder el tiempo
envidiando o criticando a los que hacen
cosas, si algo no te gusta, aporta tu perspectiva, tu savoir faire. Tomar el camino de la realización es posible para
todos. Únicamente hay que seguir ese impulso que nos hizo soltarnos de nuestros
padres cuando dimos nuestros primeros pasos sin pensar en la posible caída. Conócete,
crece, experimenta, equivócate y gana. Nadie lo puede hacer por ti.
Referencias bibliográficas:
Maslow, Abraham (1991) [1943]. Motivación y personalidad. Madrid: Díaz de Santos.
(Imagen).
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