martes, 2 de mayo de 2017

Presentación de 2 libros de Valeria Kiselova: la comprensión del autismo

El último 22 de abril, Valeria Kiselova Savrasova, junto con Inma García Gutiérrez, presentó dos de sus libros dirigidos a niños con trastorno del espectro del autismo (TEA, en adelante). Fue una presentación cercana y muy completa acerca de este trastorno que afecta a 1 persona por cada 100 que nacen en Europa. En este post daré unas pinceladas sobre esta valiosa –y necesaria– charla.

¿Quién es Valeria?

Valeria es una amiga que conocí en el máster en traducción que cursé en 2012 y con la que comparto intereses como la lectura, los idiomas y la psicología. De origen ucraniano, habla cinco idiomas, tiene dos carreras y está preparando su tesis doctoral en traducción. Por suerte o por desgracia, su interés por la psicología viene a raíz del nacimiento de su primera hija, que ha sido diagnosticada con TEA; se trata de un claro caso en el que la necesidad agudiza el ingenio.

Presentación de la escritora Valeria Kiselova (a la izquierda) e Inma García (a la derecha).

A raíz de esas experiencias, fruto de la paciencia y la perseverancia, y tras consultar las mejores fuentes sobre la materia, nuestra escritora ha tenido la generosidad de compartir todo lo que sabe, primero en su blog Mírame y aprenderás, y luego lanzándose en su aventura editorial con la publicación de libros como La princesa aprende a hablar y La princesa va al dentista, ambos presentados en la charla que nos ocupa y publicados por GEU.

¿De qué tratan los libros?

Ambos libros tratan las aventuras de una niña con TEA que es ayudada por criaturas como un hada, que simboliza la madre, y que gracias a esta ayuda va comprendiendo poco a poco cómo hacer uso del lenguaje, o comportarse correctamente y perder los miedos en la consulta del dentista. Están ilustrados por la excelente dibujante Inna Ogando; además, estos libros están especialmente pensados en los más pequeños con TEA o con dificultades de lecto-escritura, porque están dibujados con pictogramas (sistema de comunicación visual que facilita la lectura).

¿Qué he aprendido en esta charla?

He aprendido mucho tanto de Valeria como de Inma García, debido a que ambas son madres de niños con TEA y saben de sobra cómo proceder para conseguir el no siempre fácil progreso en el desarrollo de estos chavales. El coloquio se desarrolló en un ambiente muy familiar, los asistentes acudieron puntuales a la librería-cafetería Q Pro Quo de Málaga y eran la mayor parte padres con hijos diagnosticados con el mismo trastorno del desarrollo.

Inma presentó a Valeria y nos acercó al tema del TEA con una breve introducción para todos los públicos, muy fácil de seguir. Nos contó cosas como que cada caso es un mundo y los verdaderos terapeutas son los padres, porque no bastan las dos horas semanales con el especialista, ya que estos niños requieren prácticamente una jornada completa de atención y 365 días al año.

También es de destacar de Inma que su marido está grabando un podcast sobre el tema, Capaces (pronto empezará a estar activa la página), y que desde que amanece hasta que anochece utiliza cada situación cotidiana con su hijo para enseñarle desde palabras hasta habilidades sociales elementales; cualquier contexto comunicativo es válido para enseñar.

En cuanto a Valeria, es increíble los progresos que ha alanzado con su hija, que ya vocaliza algunas palabras con sus 5 años y sabe portarse de forma correcta en los eventos sociales. A mí me saludó tímidamente, pero lo hizo, al fin y al cabo, cuando me presenté. La clave está, según nuestra escritora y los expertos en este campo, en captar el más mínimo interés del niño y, a partir de ahí, enlazarlo con todo el aprendizaje posible. Por ejemplo, si se ve que le gustan los peces, pues enseñarle los tamaños de la siguiente forma: pez grande (repitiéndolo cada día), pez mediano, pequeño… hasta que el niño se haga «experto» en esa área restringida.

Una vez conseguido un progreso en un campo, como bien apuntó el marido de Inma, es importante mostrarle otros aspectos paralelos: los animales, los niños… o, partiendo de las carreras de coches, enseñarles carreras de canicas, sus colores, etc.

La charla concluyó con un ameno turno de preguntas en el que participé preguntando si estos niños, ya que aprenden por reforzamiento y de forma mecánica, eran capaces de desarrollar algún tipo de metacognición –capacidad de autorregular el pensamiento y de saber si hacen bien o mal lo que emprenden o comprenden–, y si a partir de ese logro inicial de alcanzar esa autonomía serían capaces de aprender más por su cuenta.

La respuesta fue un rotundo de Inma, Valeria –y del resto de padres– (casi me pongo colorado, jeje), porque estos niños son capaces de aprender… y mucho. Pero, eso sí, hay que encontrar algo que realmente los motive e insistir mucho en ello; por ejemplo, Valeria tardó dos años en enseñarle a su hija a beber agua. El mero hecho de que pronuncien una sola sílaba significa algo enorme porque estas personas demuestran que están haciendo un gran esfuerzo por comunicarse y, por ende, empezar a desarrollar su teoría de la mente (capacidad de empatía y de comprender que los demás tienen creencias y pensamientos propios).

Concluyo diciendo que aquel día me acosté sabiendo muchas cosas nuevas, pese a lo que ya sabía de la carrera, porque no hay nada como nutrirse de la experiencia de primera mano para saber de un tema en profundidad. El autismo debe hacerse visible para tratarse de forma eficaz y hacer así la vida de estas personas más plena y llevadera; sin duda, los libros de Valeria son un granito de arena muy importante.


Referencias bibliográficas

Kiselova Savrasova, V. (2017). La princesa aprende a hablar. Granada: GEU.
Kiselova Savrasova, V. (2017). La princesa va al dentista. Granada: GEU.




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