Siempre es placentero leer un
libro del economista mediático, Daniel
Lacalle. En este caso trata sobre
una de las mayores lacras que tiene
España a día de hoy: el desempleo. Este autor nos aporta su visión sobre cómo deberían aplicarse recetas que
funcionan en países como Inglaterra, Austria o Alemania e incentivar la
iniciativa empresarial, eliminando trabas fiscales y haciendo más hincapié
en aumentar la productividad que de depender de subvenciones.
Una vez más Lacalle –economista liberal que posee
el título de analista financiero internacional ciia,
además de varias maestrías– aporta rigor
y se ha documentado ampliamente para escribir este ensayo.
Los temas que trata, entre
otros, son: la crítica a la creación de más empleo público; la precariedad
laboral y cómo la productividad es su antídoto; la comparativa con el verdadero
modelo nórdico (más flexible); el estereotipo del empresario; imprimir dinero
no crea empleo; comparativa con Estados Unidos, Alemania y Japón (lecciones que
se extraen de ellos); la educación para el emprendimiento y el mérito; las
propuestas de Comisiones Obreras, y, cómo no, las soluciones que el autor propone.
Los
capítulos tienen una extensión correcta, no se hacen largos, y la
información que aparece en ellos no resulta para nada densa por lo cercana y
entretenida (por ejemplo, no oculta su gusto por el rock e incluye citas,
chistes, etc.). Sin duda, aunque ambos aportan información rigurosa, me resulta más agradable leer un libro de
Lacalle que uno de Rallo (otro economista liberal mediático), ya que el
primero hace, a mi juicio, más asequible los contenidos de sus obras que el
segundo, cuyos libros pueden resultar algo áridos dada la gran cantidad de
información que contienen y el lenguaje algo más académico.
En
todo momento la información que aparece está refrendada por
tablas, enlaces web y diagramas procedentes de fuentes oficiales (ceoe, ine,
Eurostat, etc.). Me ha llamado la
atención que las cifras de paro de Estados Unidos no reflejan la realidad de
cómo se está contratando allí, y por tanto no siguen los mismo criterios que
se tienen en cuenta para medir el desempleo en Europa. O las ventajas de la mochila austriaca a la hora de abordar el tema
de las sostenibilidad de las pensiones.
En cambio, discrepo con algunas cuestiones referidas a
la Educación: con que se deba estudiar, como sostiene Lacalle, solo carreras
con salidas (es mejor un estudiante motivado con lo que estudia y que luego dé
valor añadido en el mercado laboral, que abandonar una ingeniería en el primer
curso porque no aporta nada a nivel vocacional –independientemente de su
dificultad–), o que los estudiantes no deben pensar en recibir tantas becas (ya
cuesta trabajo conseguirlas en la actualidad y no pagan en un plazo razonable).
Pero hay que tener en cuenta que el
autor tiene una visión internacional, dado que no nos podemos considerar la
generación mejor preparada de la historia si no podemos competir en el
extranjero con titulados de otros países, en los que la universidad tiende a
estar más enfocada en la empleabilidad de sus egresados y en que estos sepan
resolver problemas reales más que memorizar teorías que con el tiempo se
olvidan.
La
idea fundamental del libro es que para que baje el paro, se deben crear más
empresas y autoempleo. Para ello, y con esto sí que estoy muy de
acuerdo, se deben reducir todas las
trabas burocráticas y el tiempo y precio de creación (España está en la
posición 33 de facilidad hacer un negocio, según el Banco Mundial en 2015). Según
el economista, si tan solo se aplicasen las recetas principales en este libro, la
cifra de cuatro millones de parados en España (en marzo de 2016), se reduciría
considerablemente.
Por otra parte, puede que pienses,
lector, que Lacalle solo da su opinión del problema; pues no es
así: en el capítulo 16, el autor
entrevista a Ramón Górriz, sindicalista de Comisiones Obreras de clase
confederal. Incorporar esta entrevista es todo un acierto para darle mayor
objetividad al ensayo, de modo que el lector pueda sacar sus propias
conclusiones al contrastar ambas visiones del mismo problema.
Recapitulando,
el libro no defrauda, y sus propuestas, con las que se puede estar de acuerdo o
no, están bien documentadas. Otra cosa es que lleguen a
aplicarse en la realidad a corto plazo (depende que quién gobierne). Los
intelectuales que aportan valor a la sociedad son aquellos que no solo opinan,
sino que proponen soluciones; en este sentido, Lacalle aprueba este examen, y
con nota. Dejémonos de quejas y tomemos las riendas de nuestras vidas: acabemos
con el paro… entre todos.
Referencias
bibliográficas:
Lacalle,
D. (2015). Acabemos con el paro: cómo
poner fin a la mayor lacra social y económica de nuestro país. Barcelona:
Deusto.
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