martes, 1 de marzo de 2016

Reseña de ‘El nuevo hemisferio asiático’

¿Está perdiendo Occidente su hegemonía global? ¿Podrá China superar económicamente a Estados Unidos? ¿Por qué los egresados orientales de las universidades de Estados Unidos regresan cada vez más a su país de origen? Si Europa representa el pasado, Estados Unidos, el presente, ¿Asia representa el futuro? A todas estas preguntas y muchas más –sobre poder, globalización, sociología política, economía internacional, diplomacia y, cómo no, sobre Asia– responde Kishore Mahbubani.

El autor singapurense, que fue presidente del Consejo de Seguridad y embajador de la Organización de Naciones Unidas (ONU), me ha hecho disfrutar de uno de los mejores libros que he leído en los últimos meses; curiosamente, hallé esta obra cuando estaba deambulando por las estanterías de Derecho Económico en la biblioteca de mi universidad; dichoso azar. Se trata de un ensayo erudito (con múltiples documentos y declaraciones de líderes mundiales seleccionados) pero fácil de comprender, en el que se aporta un punto de vista al que, desde la perspectiva occidental, uno no está del todo acostumbrado. Por ejemplo, se muestra crítico con instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la ONU, que benefician a Occidente; con las decisiones legales pero ilegítimas protagonizadas por los estados occidentales, etc.



Por otra parte, es palpable que países como China, la India o Japón están progresando a pasos agigantados tanto en geopolítica, como en geoeconomía y culturalmente. Por aportar algún dato, la economía China creció en 2011 a 9,2 % y la de la India 6,86 %; en 2011 había 5 millones smartphones en la India, en 2012, ¡50 millones! También es destacable el papel diplomático de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) para fomentar la paz y el crecimiento económico. Todo esto hace pensar que dentro de unos años, si Estados Unidos y Occidente abren su mente y lo permiten, los países asiáticos tendrán un papel determinante en el liderazgo mundial (representan aproximadamente el 88 % de la población del planeta).

El libro se compone de capítulos como Desoccidentalización: el regreso de la historia (cap. 4), ¿Incompetencia de Occidente, competencia de Asia? (cap. 5) o Prerrequisitos para el liderazgo mundial: principios, asociaciones y pragmatismo (cap. 6). Un total de 6 capítulos que nos van introduciendo poco a poco todos los ingredientes para comprender la tesis del libro: Asia es el futuro.

Claro está, uno puede estar o no de acuerdo con esto; es más, los datos actuales de China, Japón y los países emergentes no son tan halagüeños como prometían en 2011: China está en una desaceleración y creciendo por debajo del 7 % (con la consecuente devaluación de su moneda); la política de Abenomics (de estímulo económico) del primer ministro Shinzō Abe no está resultando nada efectiva y ahora la deuda del país nipón asciende a más del 200 % de su PIB. No obstante, bien es cierto que Occidente se está abriendo, tímidamente, a Oriente con gestos como el levantamiento de las sanciones a Irán por parte de Estados Unidos, que puede ser muy positivo para la estabilidad de Irak.

 

En cuanto a la traducción, de Josefina Anaya, cabe decir que es correcta pero mejorable: existen tanto calcos semánticos (p. ej., algunas locuciones adverbiales), como ortotipográficos (como poner puntos en lugar de comas en los decimales de cifras y porcentajes); aunque el lector español (como yo) debe tener en cuenta que está traducido al español de México. Con todo y con eso, reconozco que ha sido un libro de fácil lectura a pesar de su rigor y erudición.

 

En suma, recomiendo la lectura de este ensayo que abrirá los ojos y hará comprender a más de un lector que Occidente no debe seguir viéndose como el ombligo del mundo, y que se deben potenciar virtudes como el pragmatismo y la escucha activa; fomentar las negociaciones ganar-ganar, en definitiva. Pienso leer más libros de este autor y estoy seguro que no me decepcionará.

 

Termino con un párrafo que ilustra el espíritu de esta obra:

El resultado final de los poderosos procesos de desoccidentalización debería entonces ser un mundo desplazándose hacia un destino positivo en el que muchas antiguas y ricas civilizaciones renazcan, sumándose a la riqueza cultural del mundo y desencadenando nuevos instintos de tolerancia y entendimiento culturales. Descascarar las capas de influencia occidental alrededor del globo podría muy bien llevarnos a un universo más feliz donde tendremos, por primera vez en la historia de la humanidad, varias civilizaciones distintas floreciendo al mismo tiempo, con simultáneas explosiones de conocimiento y sabiduría. Todo esto elevaría la condición humana a un nivel mucho más alto nunca antes experimentado. (Mahbubani, 2013, p. 193).

 

 

Referencias bibliográficas:

 

Mahbubani, K. (2013). El nuevo hemisferio asiático: el irresistible desplazamiento del poder global hacia el Oriente. México: Siglo xxi.




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