Los programas de simulación de inversión
bursátil y de trading son muy útiles
si se sigue una metodología con disciplina y lo más realista posible. No
obstante, dominar las inversiones en
esta modalidad no garantiza en absoluto que cuando te juegas tu dinero te
vaya igual; explicación: interviene
el factor emocional que hace que toda tu estrategia se desmorone (te saltan
los stops, quieres recuperar lo
perdido, etc.). Por eso es importante, antes de lanzarse a invertir, tener
conocimientos de psicotrading.
¿Sabías que si se aplicase una intervención psicológica que condujera
a un aumento de 1 % en beneficios en el trading en una compañía de inversión cuyos beneficios por trading fueran de unos 50 millones de
dólares al año, los beneficios de la firma aumentarían en 500 000 dólares cada año? Supongamos que el efecto de la
intervención durase diez años, entonces la cantidad ascendería a 5 millones (el
precio de 32 BMW i8 nuevos) (Hilton, 2001). Una vez dicho el qué, te
mencionaré el cómo: los cambios a
nivel personal hay que tener en cuenta para gestionar las emociones propias del
proceso inversor (basándome en Antelo, 2015):
1. El
observador interno. Se trata de hacer una observación de
nuestros pensamientos, emociones y actitudes. Lo ideal es hacerlo de la manera
más objetiva posible y anotarlo en un papel que luego leeremos cuando tengamos
la cabeza más fría.
2. Los
cimientos. Son los valores
(o prioridades personales: libertad,
justicia, conocimiento, etc.), los
talentos y pasiones, la visión (sueño con fecha de inicio y
de llegada) y la misión en la vida
(para qué estamos en este mundo). Estos cimientos ayudan a configurar una
estrategia de inversión más o menos expuesta al riesgo en función de los tres
tipos de inversores que existen: agresivo,
moderado y conservador. También permite saber quiénes somos y así gestionar
mejor las emociones.
3.
Los agentes desestabilizadores. Estos se componen por los saboteadores (miedo al cambio,
pesimismo), las creencias limitantes
(o ideas irracionales que dejamos que nos determinen: «siempre has sido un
inútil para el dinero»), algunas
emociones (miedo, cólera, etc.) y el
ego (ese orgullo insano que nos hace creer que somos infalibles e
invulnerables). Es muy importante reconocerlos y minimizarlos de forma
proactiva (actuando según un plan) y optimista.
4. La
autogestión. Tras una labor de identificación de los
factores anteriores, hay que actuar sobre ellos mediante la inteligencia
emocional (véase Goleman, 2001; Salovey y Mayer, 1990). O a través de la
gestión del estrés.
Resumiendo, se trata de
aplicar el ser, tener y hacer dentro
del contexto del trading. El estudio de la conducta financiera es relativamente reciente (empezaron
a verse publicaciones científicas a partir de los años 1990) y ahora es cuando
están de forma incipiente apareciendo publicaciones a nivel de la psicología
del inversor (a partir de 2001), pero a nivel científico todavía son escasas
estas investigaciones, lo que abre todo un nicho para futuros psicólogos y neurocientíficos
que quieran adentrarse en este mundo apasionante de toros y osos, velas
japonesas, tiburones, etc. El tiempo lo crea el cerebro de forma distinta para
cada uno de nosotros; de ti depende aprovechar ese oro mental y materializarlo .
Referencias
bibliográficas:
Antelo, G. (2015). Psicotrading: gestión emocional del inversor.
Madrid: Ra-Ma.
Goleman, D. (2001). Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairós.
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