martes, 16 de febrero de 2016

Psicotrading: cómo piensa, siente y actúa el inversor

Los programas de simulación de inversión bursátil y de trading son muy útiles si se sigue una metodología con disciplina y lo más realista posible. No obstante, dominar las inversiones en esta modalidad no garantiza en absoluto que cuando te juegas tu dinero te vaya igual; explicación: interviene el factor emocional que hace que toda tu estrategia se desmorone (te saltan los stops, quieres recuperar lo perdido, etc.). Por eso es importante, antes de lanzarse a invertir, tener conocimientos de psicotrading.

¿Sabías que si se aplicase una intervención psicológica que condujera a un aumento de 1 % en beneficios en el trading en una compañía de inversión cuyos beneficios por trading fueran de unos 50 millones de dólares al año, los beneficios de la firma aumentarían en 500 000 dólares cada año? Supongamos que el efecto de la intervención durase diez años, entonces la cantidad ascendería a 5 millones (el precio de 32 BMW i8 nuevos) (Hilton, 2001). Una vez dicho el qué, te mencionaré el cómo: los cambios a nivel personal hay que tener en cuenta para gestionar las emociones propias del proceso inversor (basándome en Antelo, 2015):



1. El observador interno. Se trata de hacer una observación de nuestros pensamientos, emociones y actitudes. Lo ideal es hacerlo de la manera más objetiva posible y anotarlo en un papel que luego leeremos cuando tengamos la cabeza más fría.

2. Los cimientos. Son los valores (o prioridades personales: libertad, justicia, conocimiento, etc.), los talentos y pasiones, la visión (sueño con fecha de inicio y de llegada) y la misión en la vida (para qué estamos en este mundo). Estos cimientos ayudan a configurar una estrategia de inversión más o menos expuesta al riesgo en función de los tres tipos de inversores que existen: agresivo, moderado y conservador. También permite saber quiénes somos y así gestionar mejor las emociones.

3. Los agentes desestabilizadores. Estos se componen por los saboteadores (miedo al cambio, pesimismo), las creencias limitantes (o ideas irracionales que dejamos que nos determinen: «siempre has sido un inútil para el dinero»), algunas emociones (miedo, cólera, etc.) y el ego (ese orgullo insano que nos hace creer que somos infalibles e invulnerables). Es muy importante reconocerlos y minimizarlos de forma proactiva (actuando según un plan) y optimista.

4. La autogestión. Tras una labor de identificación de los factores anteriores, hay que actuar sobre ellos mediante la inteligencia emocional (véase Goleman, 2001; Salovey y Mayer, 1990). O a través de la gestión del estrés.

Resumiendo, se trata de aplicar el ser, tener y hacer dentro del contexto del trading. El estudio de la conducta financiera es relativamente reciente (empezaron a verse publicaciones científicas a partir de los años 1990) y ahora es cuando están de forma incipiente apareciendo publicaciones a nivel de la psicología del inversor (a partir de 2001), pero a nivel científico todavía son escasas estas investigaciones, lo que abre todo un nicho para futuros psicólogos y neurocientíficos que quieran adentrarse en este mundo apasionante de toros y osos, velas japonesas, tiburones, etc. El tiempo lo crea el cerebro de forma distinta para cada uno de nosotros; de ti depende aprovechar ese oro mental y materializarlo .


Referencias bibliográficas:

Antelo, G. (2015). Psicotrading: gestión emocional del inversor. Madrid: Ra-Ma.
Goleman, D. (2001). Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairós.

Hilton, D. (2001). The Psychology of Financial Decision-Making: Applications to Trading, Dealing, and Investment Analysis. The Journal of Psychology and Financial Markets2, 37-53.  


Salovey, P. y Mayer, J. D. (1990). Emotional intelligence. Imagination, Cognition, and Personality, 9, 185-211.





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