martes, 4 de noviembre de 2014

El percepto mental y la comprensión al traducir (IV)

Comentario sobre los capítulos y artículos

¿Qué es interpretar en la fase de comprensión? La respuesta, en principio, depende de si interpretamos textos orales o escritos, estos requieren herramientas más propias de un filólogo y aquellos suelen ser más accesibles a la conciencia debido a sus frecuentes enunciados pragmáticos sin adornos estilísticos. Pero ¿puede haber un punto de unión en que una interpretación de un texto escrito se realice desde la perspectiva interpretativa pensada en principio para la interpretación de conferencias?

La Escuela de París piensa que sí (resumen 1) y recientes investigaciones en traductología cognitiva usan esta teoría en sus experimentos como el de los investigadores Antin Fougner Rydning y Christian Michel Lachaud (2010) (resumen 3) que resaltan la importancia de la pericia a la hora de traducir y la necesidad de los últimos instrumentos para hacer que la investigación traductológica avance.



Este avance, como ya anticipaba Lederer (1994), sólo se puede hacer de manera interdisciplinaria en las que expertos en materias como la psicolingüística, la psicología cognitiva, la filología y la neurociencia, aportan cada vez más luz y más certezas acerca del complejo proceso de la traducción. Vivimos en un mundo interdependiente.

Pero ¿tiene que ver algo la traducción interpretativa con la hermenéutica? Según la Escuela de París, no son lo mismo porque mientras la teoría del sentido es muy optimista en cuanto a las posibilidades de hallar un «sentido o querer decir» que una el texto origen con el texto meta, en cambio Eco (2008) (resumen 2) afirma que todo texto tiene múltiples interpretaciones previas, sendas por escoger, y todo ello requiere una profundización en el contexto histórico y conocimiento sobre el autor.

Otros investigadores en cambio, como Teodoro Sáez Hermosilla (1987), encuentran ciertas conexiones del sentido o querer decir con la hermenéutica fenomenológica, es decir, aquella que refiere al estudio del lenguaje relacionados con los contenidos de la conciencia, ya que el «percepto mental» o «unidad de sentido» aparece en nuestra conciencia de forma «desverbalizada» y este es un elemento indispensable para que la traducción, como acto de comunicación que es, se lleve a cabo; esto es un procedimiento que nos libra de caer en un subjetivismo absoluto, según él (desarrollar este tema con la profundidad que requiere excede los límites espaciales del presente trabajo) (Saéz Hermosilla, 1987: 111-124).

En este sentido la traducción interpretativa se sitúa más próxima a la visión pierceana (quien a su vez influyó en Roman Jakobson, estructuralista, lo que explica por qué la Escuela de París tiene una visión optimista que ve la traducción como algo siempre posible) porque Lederer, Seleskovitch y García Landa entienden también la traducción como un proceso en el que el sentido es insinuado mediante enunciados explícitos e implícitos o pars pro toto (sinécdoque) que hace que tengamos por ejemplo diversos nombres para un objeto mencionando sólo una parte de su referente (v. gr.: cuadro, painting, tableau se refieren literal y respectivamente a: la forma, al producto aplicado en la superficie y a la superficie) (Lederer, 1994: 58).

No hay que olvidar que lo que es implícito en la comunicación se suele explicitar mediante el contexto, asunto en que en los tres resúmenes se llega a la misma conclusión: se elimina la ambigüedad inicial de las palabras aisladas y además, según el artículo de Rydning y Lachaud (2010), el contexto hace que se reformulen mayores equivalentes para el texto meta, tanto para sujetos bilingües como para traductores profesionales (que tardaron menos en visualizar cada palabra polisémica); por ejemplo, para la palabra aislada proposition, todos coincidieron en traducirla al noruego forslag, un solo voluntario bilingüe y cinco traductores profesionales encontraron significados alternativos cuando transcodificaron el término; en cambio, la misma palabra en contexto, produjo once traducciones distintas teniendo en cuenta a los sujetos bilingües y a los traductores profesionales juntos (lo que supone el doble de respuestas) y sólo dos personas bilingües mantuvieron la palabra forslag.

Esto demuestra como los instrumentos empíricos de la ciencia ayudan a ir más allá de nuestras intuiciones de partida y que la operación de «reverbalización» es más libre (más adelante matizaré esta afirmación siguiendo a Eco, 2008).

Lederer toma de Steiner (1975) lo de la transferencia de significado y la importancia del sentido, —este autor ve la traducción como un caso particular que se realiza en una lengua en concreto (entender es traducir) de la relación de comunicación establecida por el acto verbal efectivo—. (Continuará en el siguiente post y última parte del artículo).




Referencias bibliográficas


Eco, U. (2008). Decir casi lo mismo. Trad. Helena Lozano Miralles. Barcelona: Lumen.

Lederer, M. (1994). La traduction aujourd’hui. París: Hachette.

Rydning, A. F. y C. F. Lachaud (2010). «The Reformulation Challenge in TranslationContext Reduces Polysemy During Comprehension, but Multiplies Creativity During Production», en Shreve, G. M. y E. Angelone (eds.). Translation and Cognition. Amsterdam: John Benjamins: 85-108.

Sáez Hermosilla, T. (1987). Percepto mental y estructura rítmica. Cáceres: Servicio de Publicaciones Universidad de Extremadura.


(Imagen): © Jorge Lucas Pérez







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