martes, 9 de septiembre de 2014

No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela

Esta cita de Einstein da título al post de hoy, reflexión que hace pensar en si esto es aplicable en la mayoría de los casos. Muchas veces para entender algo necesitamos un aprendizaje previo, una serie de conceptos sin los cuales la comprensión de algo no es posible.

El arte de explicar no es un arte fácil: se requieren, además de conocer la cuestión a tratar, tener unas buenas habilidades didácticas, conocer bien a tu audiencia y flexibilidad para cambiar de registro comunicativo.

Explicar es comunicar y para ello, al igual que los movimientos actuales por la simplificación del lenguaje, buscar la sencillez es algo crucial: es mejor decir algo con una palabra de uso frecuente antes que con un sinónimo de registro erudito, utilizar frases cortas de estructura sujeto, verbo y objeto, por no hablar del uso de buenos ejemplos (para ir de abstracto a lo concreto) o de metáforas esclarecedoras.




Con esto está claro que nuestra abuela lo tendrá mucho más fácil. Pero cuando se trata de explicar algo realmente complejo, un aprendizaje y una formación previa se hacen necesarios; por esa razón, las asignaturas de cualquier carrera siguen un orden de dificultad creciente: necesitamos cada vez más un aparato conceptual más elaborado. Por eso no se puede enseñar Derecho Romano II antes que Derecho Romano I, ni Física antes de tener un conocimiento matemático competente.

Si nos basamos en la teoría de los esquemas o en el cambio conceptual, los esquemas previos que tenemos sobre un tema harán de filtro fino para comprender una nueva información siempre relacionada con lo aprendido antes. Tener pocos conceptos asimilados sobre un tema producirá la sensación que captemos menos datos en una explicación al igual que peces que se escapan de una red demasiado abierta. El aprendizaje de dichos conceptos conlleva tiempo y esfuerzo.

Las metáforas ayudan mucho, pero tienen sus límites: nos ayudan a hacernos una idea de algo, una visión global, pero nunca serán sustitutas de una explicación con la terminología propia porque las metáforas mantienen un componente intuitivo; y ya se sabe: cuanto más avanzada sea una teoría científica, menos intuitiva es y mayor cambio conceptual requerirá. El hecho de simplificar demasiado un razonamiento tiene como consecuencia explicar algo distinto a lo que se quería comunicar (véase Howard, 1987).

A modo de conclusión, se puede afirmar que es posible explicar simplificando, de lo contrario Einstein nunca nos habría hecho comprender la relatividad, o nuestros profesores jamás nos habrían aportado nada que nos hiciera avanzar, teniendo en cuenta saber que se puede enseñar solo lo que se puede aprender; teniendo en mente qué conceptos maneja nuestro receptor. Es importante facilitar las cosas empleando un lenguaje lo más sencillo posible a fin de comunicarnos eficazmente. No podemos hacer comprender sin comprendernos.


Referencias bibliográficas:

Howard, Robert (1987). Concepts and Schemata. An Introduction. Londres/Filadelfia: Cassel Educational.

(Imagen).


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