Ya
hablamos la semana pasada de las cinco primeras características del sabio de
estos tiempos que corren. En este post tienes la segunda parte. Sigue tomando
nota…
6. La importancia del aprendizaje
continuo. Hoy más que nunca los conocimientos no solo se quedan
obsoletos con mayor rapidez (sobre todo en las profesiones técnicas), sino que
además tenemos que aprender a desaprender:
olvidar los esquemas anteriores que nos conducían a conclusiones que hoy no
tienen vigencia. Leer a diario sobre lo que te gusta y especializarte,
familiarizarte con las nuevas tecnologías, apuntarte a talleres y cursos (por
ejemplos los MOOC gratuitos y online). Y
nunca digas que ya sabes suficiente, porque hoy más que nunca, con toda la
información disponible en la Red, cualquiera te puede aventajar con mayor
facilidad.
7. Cuestiónalo todo y toma tus
decisiones. Ante esta avalancha de información hay que
tener criterio para saber discernir lo que es importante y de calidad, y lo que
no; saber transformar la información en conocimiento, en definitiva. Un cierto
escepticismo sano viene bien para no aceptar todo lo que se nos vende. Pero eso
no quita que no tengamos que tomar decisiones: aunque no tengas toda la
información, decide, que ya aprenderás de tus errores.
8. Mejora el mundo. No
pienses solo en ti, piensa en una relación gana-gana con la sociedad y con todo
el que te rodea; aporta tu granito de arena, lo que te hará memorable en la
posteridad. No tengas miedo a la excelencia. Si sabes resolver problemas, el
mundo te lo agradecerá y tú te sentirás bien. Participa en actividades que
pueden mejorar tu barrio. Mójate en política, vota y sé crítico con la
actuación de los políticos (hasta con los de tu partido). También puedes
participar en actividades solidarias, etc. Todos como ciudadanos tenemos
derechos y obligaciones.
9. Sé valiente… no temerario. ¿Cuántas
cosas no has hecho en tu vida por miedo? Cada etapa de nuestra vida tiene
motivaciones diferentes para la misma persona, no hay nada peor que quedarse
con las ganas de haber hecho algo y que luego ya no podamos hacer. Es
importante tener tus metas vitales claras y saber aprovechar tus oportunidades.
Por otro lado, hay que evitar tomar decisiones que nos harán felices solo en el
corto plazo y que luego tengan consecuencias nefastas a la larga (por ejemplo
el consumo de drogas, practicar deportes extremos con pocas garantías).
10. Sé dueño de tu tiempo. No
hay nada peor que los ladrones de tiempo: hacer cola el último día que acaba el
plazo para presentar una solicitud, los asuntos urgentes y poco importantes que
hacen postergar lo que sí cuenta, aquellas personas que creen que estamos
disponibles las 24 horas, etc. El tiempo es limitado, no se puede recuperar,
por lo tanto hay que ser proactivos y anticiparse para organizarlo
correctamente. Una buena herramienta es la del cuadrante de tiempo de Covey.
Con
esto considero que queda bastante bien configurado el sabio de este siglo,
aunque puede que deje otras características en el tintero: la capacidad de observación (más allá del estudio reglado), la capacidad para perdonar y olvidar, la
perseverancia al marcarse objetivos y cumplirlos, la tolerancia a la frustración, saber vivir el momento presente, etc., pero la mayoría de estas
últimas pueden categorizarse dentro de las 10 anteriores.
Aunque
dicen que a pesar de todos los avances sociales y técnicos el ser humano sigue
siendo esencialmente igual, estas características son imprescindibles para no
acabar haciendo las mismas tonterías durante este siglo… o los venideros. No
hay sabiduría sin libertad y no hay libertad sin elección; eres libre de ser
sabio, tú eliges.
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