martes, 31 de marzo de 2015

Dime cómo conceptualizas y te diré cómo es tu semántica

La semántica, la disciplina que estudia el significado de las palabras y oraciones de un lenguaje, se manifiesta en todos nosotros a diario. Cada uno conceptualiza la realidad a su manera. Afortunadamente existen puntos en común para que la comunicación sea posible.

Hace unos meses, mientras investigaba unos artículos para realizar un trabajo para Psicología de la Personalidad, encontré entre las diversas lecturas una que decía «según la conceptualización de este autor/de este modelo teórico...», y esto me hizo pensar para seguir una línea coherente en mi escrito.

Triángulo semántico entre término, concepto  referente. 


La conceptualización de una realidad, el hecho de usar una misma palabra con significados desacostumbrados (o no) (véanse los textos de Heidegger), hace que si no se está atento, la comprensión y el acto comunicativo pueden verse alterados.

En semántica se sabe que las expresiones lingüísticas median entre un referente en la realidad y los conceptos (la parte cognitiva del significado; sus entidades mentales). Se dice que el significado es denotativo (objetivo) cuando refleja la realidad, pero este tiene más modalidades: puede ser también connotativo (realidad que tiene sentido para el sujeto que la experimenta; una comprensión personal), ilocutivo (o intención del hablante; concepto más cercano a la pragmática), expresivo y evocado (véase García-Murga, 2014).

Pero ¿qué nos lleva a etiquetar realidades distintas con el mismo concepto? El prototipo podría ser parte de esta compleja respuesta: se entiende por prototipo al ejemplar más característico de una categoría; por ejemplo, la etimología de pájaro procede del latin passer, -eris, que significa gorrión. La historia de esta palabra puede tener su explicación en que el gorrión es un pájaro muy representativo: es pequeño, tiene un pico puntiagudo, puede volar y trina; se trata del prototipo de pájaro (a diferencia del avestruz o el pingüíno).

Por lo tanto, si alguien conceptualiza una realidad se basa en las características observadas y en cómo capta esa persona el prototipo según sus esquemas. Los prototipos pueden variar según las personas y, sobre todo, según las culturas. Esto se observa también en el terreno de la oferta de empleo. Lo que empleadores entienden, por ejemplo, por atención al cliente puede variar de una empresa a otra: algunos lo ven como un puesto de comercial (suele ser cara al público), otras por lo que originalmente significaba: ofrecer un servicio al cliente para resolver sus dudas y quejas sobre un producto (suele ser propio de teleoperadores).

No podemos hablar de conceptualización sin mencionar la PNL, concretamente, cuando se habla del reencuadre o reevaluación positiva de una realidad. Por ejemplo: ante un despido algunos lo pueden tomar como un fracaso profesional, otros como un aprendizaje para reenfocar su carrera. Todo depende del punto de vista; para esas personas ese concepto tendrá connotaciones negativas y positivas, respectivamente.

En suma, la realidad es de por sí compleja; según Kant nunca podemos conocerla directamente. Pero los conceptos nos ayudan a tejer redes de significado que dan sentido a lo que comprendemos. A la hora de investigar debemos estar atentos de la conceptualización que se va a seguir para que los resultados sean válidos, coherentes y rigurosos. Tenemos la responsabilidad de comunicar nuestras realidades, significados... semántica.


Referencias bibliográficas:

García-Murga, F. (2014). Semántica. Madrid: Síntesis.





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