La semántica, la disciplina que estudia el significado de las palabras
y oraciones de un lenguaje, se manifiesta en todos nosotros a diario. Cada uno
conceptualiza la realidad a su manera. Afortunadamente existen puntos en común
para que la comunicación sea posible.
Hace unos meses, mientras investigaba unos artículos para realizar un
trabajo para Psicología de la Personalidad, encontré entre las diversas lecturas una que decía «según la conceptualización de este autor/de este modelo
teórico...», y esto me hizo pensar para seguir una línea coherente en mi
escrito.
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Triángulo semántico entre término, concepto y referente. |
La conceptualización de una realidad, el hecho de usar una misma
palabra con significados desacostumbrados (o no) (véanse los textos de
Heidegger), hace que si no se está atento, la comprensión y el acto
comunicativo pueden verse alterados.
En semántica se sabe que las expresiones lingüísticas median entre un
referente en la realidad y los conceptos (la parte cognitiva del significado;
sus entidades mentales). Se dice que el significado es denotativo (objetivo) cuando
refleja la realidad, pero este tiene más modalidades: puede ser también
connotativo (realidad que tiene sentido para el sujeto que la experimenta; una
comprensión personal), ilocutivo (o intención del hablante; concepto más
cercano a la pragmática), expresivo y evocado (véase García-Murga, 2014).
Pero ¿qué nos lleva a etiquetar realidades distintas con el mismo
concepto? El prototipo podría ser parte
de esta compleja respuesta: se entiende por prototipo
al ejemplar más característico de una categoría; por ejemplo, la etimología de
pájaro procede del latin passer, -eris,
que significa gorrión. La historia de
esta palabra puede tener su explicación en que el gorrión es un pájaro muy representativo:
es pequeño, tiene un pico puntiagudo, puede volar y trina; se trata del prototipo
de pájaro (a diferencia del avestruz o el pingüíno).
Por lo tanto, si alguien conceptualiza una realidad se basa en las
características observadas y en cómo capta esa persona el prototipo según sus esquemas. Los prototipos pueden variar
según las personas y, sobre todo, según las culturas. Esto se observa también en
el terreno de la oferta de empleo. Lo que empleadores entienden, por ejemplo,
por atención al cliente puede variar
de una empresa a otra: algunos lo ven como un puesto de comercial (suele ser
cara al público), otras por lo que originalmente significaba: ofrecer un
servicio al cliente para resolver sus dudas y quejas sobre un producto (suele
ser propio de teleoperadores).
No podemos hablar de conceptualización sin mencionar la PNL, concretamente,
cuando se habla del reencuadre o reevaluación positiva de una realidad.
Por ejemplo: ante un despido algunos lo pueden tomar como un fracaso
profesional, otros como un aprendizaje para reenfocar su carrera. Todo depende
del punto de vista; para esas personas ese concepto tendrá connotaciones
negativas y positivas, respectivamente.
En suma, la realidad es de por sí compleja; según Kant nunca podemos
conocerla directamente. Pero los conceptos nos ayudan a tejer redes de
significado que dan sentido a lo que comprendemos. A la hora de investigar
debemos estar atentos de la conceptualización que se va a seguir para que los
resultados sean válidos, coherentes y rigurosos. Tenemos la responsabilidad de
comunicar nuestras realidades, significados... semántica.
Referencias bibliográficas:
García-Murga, F. (2014). Semántica.
Madrid: Síntesis.
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