martes, 8 de mayo de 2018

Matrimanía: cómo la sociedad nos inculca el matrimonio y la vida en pareja



«Se te va a pasar el arroz», «Eres un/a solterón/a», «¿Aún no tienes pareja?», «Seguro que encontrarás a alguien que te quiera», «Se busca para el puesto a alguien casado, con estabilidad emocional», «¿Cuándo le vas a dar nietos a tu madre?», «Gana un fin de semana para dos personas en…»,  «If you liked it, then you should have put a ring on it (Beyoncé)», «¿El anillo pa’ cuando? (Jennifer López)», esto es tan solo una muestra de lo que suele escuchar casi a diario una persona que no está en pareja. Aunque cada vez se acepta más la idea de que la gente se case más tarde o sea más independiente, parece que al mundo le choca ver a personas realizadas y felices sin pareja. ¿Tú también has sufrido la matrimanía (DePaulo, 2006)?

Definición

Este concepto lo acuñó la investigadora y escritora Bella DePaulo (2006) en su obra Singled Out (Solteros señalados) y lo define de la siguiente manera:

«El término solterismo señala directamente a las personas solteras y las formas en las que se las margina y estigmatiza. Eso es tan solo la mitad del asunto. La otra mitad es el hecho de glorificar el matrimonio y la vida en pareja, concretamente la variedad «Para mí lo eres todo» (You’re My Everything). A eso lo llamo matrimanía». (Traducción mía).




Por tanto, este término es algo más amplio que anuptafobia o la obsesión por el matrimonio y la fobia por la soltería permanente, porque el primero se aplica tanto para uno mismo como a los demás; mientras que anuptafobia se refiere sobre todo a esa obsesión de la propia persona, que además tiene problemas de dependencia y autoestima (Martín-Borregón, 2012).

Luego, ¿por qué ese empecinamiento en que busquemos la media naranja? Quizá sea porque las personas quieren seguir más las costumbres sociales de la cultura más que su propio criterio; porque son personas inseguras; o porque, simplemente, hay negocio detrás de todo eso (San Valentín, viajes organizados, bodas, comuniones, gastos en eventos infantiles, juguetes, ropa, coches y casas más grandes, etc.).


¿Merecen la pena las ventajas legales?

Eso sí, una buena razón por la que la gente se casa son las ventajas legales asociadas: derecho a la herencia, ventajas fiscales, pensiones de viudedad, tributación conjunta en el IRPF, sociedad de gananciales, cónyuges beneficiarios, etc.

¿Vale la pena tener todas esas ventajas antes de estar realmente satisfecho con uno mismo? Viendo la tasa de divorcios en Occidente (61 % en España), todo parece indicar que una buena parte de la población no permanece en este estado; ha sido desencantada con este. A pesar de que muchas personas tienen relaciones sexuales de forma instrumental (para conseguir algo), aún somos mayoría los que buscamos la satisfacción vital y tener una vida plena en consonancia con nuestros valores antes que cumplir con las expectativas de los demás.

Por otra parte, como bien señala DePaulo, no todo el mundo sirve para estar ser soltero: hay personas a las que les va mejor en pareja. Por eso es muy importante hacerte estas cinco preguntas:

«¿Puedo estar a solas conmigo mismo sin angustiarme?»

«¿Puedo hacer amigos fácilmente?»

«¿Soy capaz de divertirme solo?».

«Si comparto estos momentos de diversión en pareja, ¿sería aún mejor?».

«¿Busco a alguien que me aporte algo y que no dependa de mí?»

Si respondes «Sí» a estas cinco preguntas y pruebas a tener una relación, esta será mucho más saludable y exenta de dependencias que nos roban tiempo y felicidad. De lo contrario, te aconsejo que sigas soltero/a.

Ventajas de ser soltero


Se disfruta de una mayor red social y de amigos. Al estar fuera de la rutina de la pareja e hijos, las personas solteras pueden dedicarle tiempo al voluntariado, estar más con sus amigos o hacer más networking.

Se está en mejor forma física. Las personas solteras, en general, suelen cuidarse más que las casadas y disfrutan de un menor índice de masa corporal según varios estudios.

Saben sacar provecho del tiempo libre para desarrollarse más. Al tener un mayor número de horas disponibles para el ocio durante el día, las personas solteras pueden formarse más o disfrutar de muchas actividades gratificantes.

Las personas que saben vivir solas no sienten soledad. Son personas, por tanto, mucho menos dependientes y, por consiguiente, son más felices al desarrollar un fuerte sentido de su identidad.






Conclusiones

La próxima vez que te digan que se te pasa el arroz, les sonríes con la cabeza bien alta y les dices: «¿Y a mí qué me cuentas? ¡Viva el arroz con leche!».


Referencias bibliográficas



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